Era temprano, pero Lorna ya había comenzado la jornada. Quedaban pocos días para iniciar una nueva etapa y ello requería ir recogiendo y embalando todo tipo de cosas y bienes que constituyen un hogar. Hoy le tocaba continuar con ese proceso de desinstalación que ya había comenzado bastantes días atrás.
Por el gran ventanal entraba la luz primaveral que caracteriza las primeras horas de la mañana en Andalucía. Una brisa fresca mecía los visillos blancos, mientras Lorna saboreaba el café primero y permanecía ensimismada en sus pensamientos.
Lorna estaba viviendo el cierre de una etapa de su vida, y eso le hacía sentir nostalgia de tantos acontecimientos vividos y tantas relaciones trabadas a lo largo de su estancia en una tierra donde había transcurrido la parte central de su vida. A la vez, sentía un deseo oculto y una alegría que brotaban de muy dentro cada vez que miraba hacia el futuro y tomaba conciencia de la desición que acababa de tomar: Se había dado permiso para partir, para iniciar un nuevo camino, construir otro hogar, volver a echar raíces en otra tierra. 
-Mamá – dijo con voz aterciopelada y medio dormida su hija Angela.
-Qué susto me has dado Angela.......no te esperaba- comentó Lorna.
- Buenos días mamá, que pronto has empezado a recoger hoy-
- Sí, me he despertado temprano, creo que por toda la excitación que me produce la mudanza....., por cierto ¿acabastes de embalar ayer los libros y el material de mi despacho?
- Si- contestó Angela sin terminar de decir lo que le asomaba a la cabeza y que la había intrigado mucho el día anterior.
- ¿Qué piensas Angela? – preguntó Lorna, que conocía a la perfección esa expresión de su hija.
- ¿Puedo hacerte una pregunta mamá?-
-Pues claro-
- Espera..............- Angela salió del salón y volvió con una caja de madera roja con unas letras incrustadas doradas que decía:
“El Reino de lasMariposas”.
-¿Qué es esto mamá?- dijo con la voz algo entrecortada, intuyendo que había encontrado algo muy valioso y personal de su madre. Lorna se
emocionó. Cuanto tiempo había pasado desde aquello y que importante había sido para su vida. Cómo podría explicarle a su hija Angela la historia de ese cuento. Había llegado el momento de transmitirle la herencia valiosísima que un día descubrió dentro de sí.
Se levantó suavemente y se dirigió hacia su hija, le dio un beso y la cogió por los hombros dirigiéndola al sillón. Le pidió que se acomodara y tomó entre sus manos la caja mientras se sentaba en el brazo del sillón.
-Angela, lo que hay aquí dentro es un cuento y quiero leértelo, porque sólo su lectura te revelará lo que es. Escucha.
Lorna se dispuso a abrir la caja y cogió un pequeño tomo rojo que a su vez con letras doradas decía:
“El Reino de lasMariposas”
Lo abrió y comenzó a leerlo despacio para Angela y para ella misma, pues sabía que tenía un profundo sentido que esto estuviera aconteciendo ahora.
Era un día invernal, muy frío y lluvioso. La carita de Noelia asomaba entre la de muchos niños que se agolpaban a la salida del colegio, refugiándose en el
pequeño trozo de patio que estaba techado. Sus ojos reflejaban alegría y a la vez estaban
buscando para ver si podía distinguir a su papá entre tantos padres que venían a recoger a sus hijos. Estaba inquieta, nerviosa, era la primera vez que su papá la venía a recoger. Sabía que antes su padre había tenido una reunión con su maestra y que había quedado en recogerla después para que no tuviera que ir andando un día de tanta lluvia.
Escuchó una voz que se destacaba entre la multitud y que pronunciaba su nombre: - Noelia, Noelia- y divisó a su padre. -Estoy aquí papá- dijo saltando para hacerse ver.
Ambos se encontraron, Luis dio un beso a su hija y se montaron en el coche de vuelta a casa. En la cara de Luis había una expresión preocupada y a través del espejo retrovisor central del coche observaba la expresión abstraída de su hija observando el caer de las gotas de lluvia a través del cristal. Tan metida estaba Noelia en esta experiencia que no escuchó a su padre llamarla para decirle que ya habían llegado a casa. Cuando su padre le tocó el hombro reaccionó y corrió hacia la casa para no mojarse y soltó inmediatamente la cartera. No podía disimular su alegría. Se sentía tan bien de que su padre la hubiera
recogido que ni pensó en lo que su maestra quería hablar con él. Buscó a su madre y le dio un beso más cercano que de costumbre y ella se sorprendió.
Durante la comida hablaron de distintos temas que tenían que ver con la vida de cada uno y después Noelia se retiró a su habitación para hacer los deberes. Ambos padres se quedaron un rato en silencio. Luis inició la conversación expresando su preocupación por Noelia. Su mujer, Pilar, con cierta angustia le preguntó: -¿Qué te ha dicho la maestra de Noelia?.
- Ella también está preocupada. Ve que Noelia es una niña muy silenciosa y en muchas ocasiones la pilla distraída, en su mundo y le cuesta relacionarse- respondió Luis.
-Llevo un tiempo observando esto en ella- comentó Pilar.
- Está mucho tiempo sola jugando en el desván. Le gusta subirse también a la azotea y allí se le pasan las horas.
- Si- y hoy le ha vuelto a pasar que le hablo y no me escucha. Le pasa mucho cuando va en el coche, se mete en su mundo.... ¿te acuerdas cuando veníamos de vuelta de mi pueblo, que era de noche y que sólo
estaba en silencio mirando hacia el cielo?- recordó Luis.
- Si- dijo Pilar – no sé cómo ayudarle. Luego ella saca buenas notas y se porta muy bien, es una niña sensible y fuerte, pero está tan adentro.......no sé cómo podemos ayudarle.......
Ni Pilar, ni Luis se habían dado cuenta de que la pequeña Noelia los estaba escuchando sentada en los escalones de la escalera que llevaba a la primera planta de la casa. Su cara se entristeció y se sintió rara, sentía que no era una niña normal y que algo le pasaba y que ella no sabía qué. Además se sentía mal porque ella no era lo que sus padres esperaban de ella. Quizás los había defraudado. Volvió a su dormitorio y echada sobre la cama lloró. ¿Qué le ocurría?.............Cerró sus pequeños ojos y se imaginó alejándose de su casa, quería huir, quería no sentirse mal y no hacer que los que la querían se sintieran mal. Imaginó que vagaba por calles desconocidas. Las calles se iban convirtiendo en calles de adoquines, iban desapareciendo las calles de asfalto. Las casas también se iban transformando, no eran construcciones modernas, eran antiguos caserones que llamaban la atención. Las luces de las calles se volvían más tenues. Y así, continuó andando como si buscara
llegar a una meta conocida. De pronto se paró ante una fachada de una casa que estaba iluminada por una farola de pared antigua. Tenía una gran puerta de madera y dos llamadores de hierro y parecía que dentro hubiera un jardín porque sobresalían por los muros todo tipo de vegetación. A la derecha de la puerta había un letrero que decía:
“El Reino de lasMariposas”
Sintió mucha curiosidad y un gran deseo de adentrarse y no lo pensó, cuando se dio cuenta...............................................
........ya estaba dentro. Era un gran jardín, bellísimo, rebosante de vida y de sonidos. Noelia se estremeció, estaba en un lugar sagrado, era el santuario de la Vida. Escuchaba de manera entremezclada los cantos de distintos tipos de aves y el sonido de aguas cayendo. Su mirada se recreaba en los distintos tonos de verde, limpios, nuevos, salteados de todos los colores de las flores: rojos, lilas, amarillos, naranjas, blancos. Es como si de una paleta de un pintor hubieran saltado pinceladas de pintura para pintarlo. Los aromas a jazmín, dama de noche y nardos la embriagaban. Allí
dentro se despertaban todos los sentidos, incluso la intuición.
Noelia se dejó llevar a través de las calles del jardín, dispuestas a modo de laberinto que iban dirigiendo a la visitante hacia su centro y a medida que se acercaba a él, se incrementaba, si cabe, la belleza de todas sus criaturas y el número de mariposas de todos los colores que indicaban con su vuelo a la recien llegada que sabían de su presencia y habían salido a recibirla indicándole el camino a seguir. Noelia llegó a una fuente central de agua cristalina adornada con nenúfares de donde provenía el sonido que desde el principio la había a la vez sobrecogido y serenado. Cuando paró, con toda su escolta de mariposas, se asomó a las aguas de la fuente esperando encontrar su reflejo, pero cual fue su sorpresa cuando vió reflejada la cara de otra niña, de su misma edad, sonriente, con grandes ojos brillantes que se dirigió a ella saludándola: “Bienvenida al Reino de las Mariposas Noelia, yo soy Naída”. Noelia se sobresaltó, nunca hubiera esperado encontrar un reflejo distinto de ella y que además le hablara.
Naída volvió a dirigirse a ella para calmarla: - Noelia, no temas, has venido aquí buscando quién eres tú en lo más profundo de ti. Has salido de casa porque querías
huir de la mirada de los mayores. Noelia se sorprendió de que Naída supiera esto.
Naída continuó: - Hoy has visto el reflejo de ti a través de la mirada de tus padres y tu profesora. Ellos te ven por fuera y se preocupan porque ven a una niña silenciosa y solitaria que vive en su mundo interior. Yo estoy aquí para mostrarte un reflejo de ti a través de la mirada de tu profundidad, de tu Ser más profundo. Vas a ver cómo eres por dentro.
Noelia no sabía qué decir, había enmudecido y no quería al interrumpir a Naída perder la oportunidad de oír lo que salía de lo más profundo de aquella fuente.
-Noelia quiero que continúes mirando el agua y veas lo que hay en tu interior- la invitó Naída con una voz suave.
De repente se hizo un gran silencio, tan grande, tan grande que se podía oír. Entonces apareció reflejada en el agua una escena donde se veía a Noelia en un coche, sentada en la parte trasera, su cabeza estaba apoyada en el cristal y su mirada se dirigía hacia el cielo. Noelia escuchó su interior, estaba sintiendo la plenitud y preguntándose por el misterio de las estrellas ¿cómo pueden existir luces colgadas en el cielo? ¿Cómo pueden ser tan lejanas y tan bellas?
Sentía como el misterio habitaba su interior. Se deshizo esa imagen y apareció Noelia en el desván de su casa. Estaba sola, sentada en el suelo de madera y con una pequeña libreta entre sus manos. Estaba escribiendo letras de canciones, algún poema y alguna carta a personas queridas que ya se habían ido. No tenía conciencia del tiempo, todo transcurría en el eterno presente y una alegría serena la llenaba al sentir lo que salía de su interior y se reflejaba en el papel. Se borró esta imagen y apareció Noelia en la azotea de su casa. Estaba con el pelo mojado quería que se lo secaran el solecito y la brisa de la tarde. Tenía los ojos cerrados y sentía el calor del sol y el roce del aire y los acogía como regalos. Se sentía querida y cuidada. Imaginaba que eran un papá y una mamá de la naturaleza que la cuidaban y la peinaban y mecían su pelo.
Se dirigió a la parte desde donde se vislumbraba el horizonte y echada en el borde, soñó con el futuro. Se preguntó cómo sería todo, cómo sería ella, a qué se dedicaría, cómo serían papá y mamá, como sería el mundo. Soñó con un mundo que podía ser mejor. Y se preguntó que a qué se dedicaría la gente si no se dedicara a pelearse. Y una voz interior le contestó: al conocimiento.... y a la música......y a la pintura.... y a
escribir.... y a descubrir............. y sintió esperanza. Por último, apareció la imagen de Noelia en el coche el día que su papá fue a recogerla al colegio. Ella estaba mirando la lluvia y estaba imaginando que ella era tierra y que el agua caía y pasaba de ser una tierra seca a ser una tierra fértil y sentía alegría. Pensaba que el agua de la lluvia era bendita porque era como el amor. El amor hacía crecer a los seres humanos. Eso era lo que había sentido hoy, que su papá la quería.
Naída volvió a aparecer reflejada en la fuente y le dijo a Noelia: - Esa eres tú. Quiero que además te lleves un regalo contigo de este reino de las Mariposas a donde tú vives. Voy a decirte cuál es tu misión en la tierra: Has venido a saber ver lo que hay dentro de los niños y reflejárselo, para que ellos también descubran quienes son y puedan florecer y crecer felices. Ahora es hora de que vuelvas. Las Mariposas te acompañarán hasta la salida. Hasta siempre Noelia.
-Hasta siempre Naída. Gracias.- dijo repleta de gratitud Noelia y fue escoltada hasta la puerta del Jardín por todas las mariposas. Una de ellas, al final se ofreció a acompañarla hasta su casa, porque consciente de que su vida sólo dura un día quiso que Noelia la guardara como símbolo de su vida interior.
Fue poco a poco recorriendo las calles que se fueron transformando de nuevo en calles modernas, asfaltadas con edificios altos y luces blancas. Había tráfico y aún le quedaba
mucho por recorrer hasta llegar a casa. Deseaba volver, deseaba abrazar a papá y a mamá.........ahora sabía quién era....
De nuevo estaba en su habitación, seguía en la cama pero ya no lloraba, ahora sonreía. No estaba segura de qué había pasado. ¿Se había quedado dormida? ¿No había sido verdad su viaje al reino de las Mariposas? Se incorporó y miró a su alrededor, recorriendo toda la habitación hasta que al fin descubrió lo que buscaba. Allí estaba, posada en la ventana movía una y otra vez sus alas la mariposa y Noelia le sonrió agradeciéndole que hubiera querido hacer con ella el camino de vuelta.
Salió de la habitación y se dirigió hacia la estancia donde estaban sus padres. Estos la miraron e interiormente se preguntaban que habría estado haciendo tanto tiempo sola en su habitación. Noelia les sonrió y abrazándolos a los dos les dijo:- Cuando sea mayor quiero ser contadora de cuentos-.
Lorna guardó silencio mientras cerraba el cuento, miró a su hija y le sonrió.
-Angela, este fue el primer cuento que escribí.
- Mamá tú eres contadora de cuentos. ¿Noelia eres tú?
- Sí, soy yo Angela, soy yo.
A Juana Mari y a todos los niños que viven más En el Reino del Interior.
Magdalena Rodríguez Martínez Andújar a 12 de Abril de 2008
El reino de las mariposas. Audio
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